El partido se preparó toda la
semana como una final. El equipo tenía preparada una presión muy alta y con
mucha intensidad para poder poner tierra de por medio en este último partido.
Jamaos sabía lo que se jugaba y pretendía tener un buen colchón de goles en el
descanso para no sentirse presionado en la segunda. Pero la noticia estallaba
en machupichu una hora antes del comienzo del partido: Atlanta había caído,
Jamaos eran campeones. Y aunque ya se sentían campeones, Jamaos quisieron jugar
el partido como se había planteado. Además, muchos simpatizantes habían venido
a ver esta “final”.
Así que la primera parte se jugó
con presión alta y mucha intensidad. El
poli poco podía hacer ante la defensa tan intensa planteada por Jamaos. Y,
aunque tuvo alguna ocasión para marcar (bien desbaratada por Solera), no pudo
más que defenderse. Los goles de Hércules y Juli ponían un 2-0 en el marcador
que, aunque corto, hacía justicia a lo vivido los primeros 20 minutos.
Ya en el descanso la relajación
por el título ya conseguido se palpaba en el ambiente. Y así saltó Jamaos al
campo en la segunda parte. Cierta relajación justificada por la poca
importancia del resultado hizo que El Poli empezara a dominar el encuentro y a
crear ocasiones. Fruto de dos fallos defensivos llegarían los goles del equipo
del Abuelo.
El partido acabaría con dominio Jamao para intentar hacerse con la
victoria, una victoria que ya no valía para nada. Acabado el partido (2-2), era
el momento de la celebración. Risas, abrazos y camisetas conmemorativas de una
Liga lograda a base de sufrimiento y perseverancia.
La fiesta continuaría hasta altas
horas de la madrugada, después de horas y horas de celebración.
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